jueves, 12 de diciembre de 2013

Obras de museo fuera de las paredes



Obras de museo fuera de las paredes

A menudo cuando visitamos un museo estamos acostumbrados a ver piezas muy antiguas, que datan de cientos de años y nos transportan hacia los inicios de nuestras sociedades, pero, ¿hay otro tipo de manifestaciones que merecen estar en un museo?.

El debate se abre a partir de que existe un nuevo tipo de museo, el museo interactivo donde se muestran contenidos multimedia de manifestaciones de las personas que también hacen arte, cultura y por lo tanto son parte activa de la sociedad.

Si bien es cierto para estas manifestaciones están las declaraciones de Patrimonio, pero estas son muy largas y requieren de un largo proceso de presentación de documentación propios de la declaración, existiendo la posibilidad de que en museos de las ciudades se muestren estas manifestaciones para dar realce a las costumbre de los pueblos.


Un caso puntual:

Sidcay, parroquia rural del cantón Cuenca se encuentra a treinta minutos de la ciudad rodeada de montañas su gente es muy amable y acogedora, una parroquia que por su condición "rural" se ha visto privada de los adelantos que de a poco se toman las demás parroquias.

Fotos: Betty Llivisaca
          Mery Bonete


En días anteriores en el sector denominado Pueblo Viejo de la parroquia,  se llevó a cabo el  20°  Pase del Niño que si bien es cierto es un nombre muy común pero la historia que arrastra es muy singular.

El matrimonio Sanisaca Ávila era el propietario del Niño Jesús que aproximadamente tiene unos 80 años de antigüedad.  El pase se lo realiza desde hace veinte años pero ante el fallecimiento de los propietarios del Niño la familia Bonete Montesdeoca junto con la comunidad han tomado la posta y se han puesto al frente de este evento que congrega a miles de personas de todas las latitudes.


Los preparativos comienzan aproximadamente con un año de anticipación, fecha para el Pase, Sacerdotes, personajes principales que integran el Belén,  bandas de pueblo, refrigerio para los asistentes, caramelos para los niños, carros alegóricos son  previstos minuciosamente con el cuidado que requiere cada detalle.

Desde el año anterior el Monseñor de Cuenca ha oficiado la misa, para esto la comunidad la noche anterior realiza una minga, prepara la cancha, el escenario para la misa y hace arcos adornados con bombas y flores a modo de bienvenida a Monseñor y a los visitantes.




El día esperado llega, la comunidad amanece silenciosa todos están desde temprano en las tareas propias del campo para desocuparse "pronto", avanza la mañana y los niños empiezan a correr de un lado a otro dentro de sus casas, los gritos de sus madres se escuchan, es que tienen que estar listos porque tienen que caminar un largo trecho hasta llegar al lugar en donde empieza el Pase. 

Los dueños de carros que prefieren arreglarlos en sus casas los empiezan a adornar con diversas cosas, desde gallinas cocinadas, pasando por caramelos, serpentinas, bombillos, telas, hasta peluches, mientras que otros se apresuran lavándolos para ir al lugar donde empieza la Pasada para coger el mejor puesto y estar entre los primeros.



El Pase empieza en el sector Cristo Rey, la gente empieza a llegar de a poco, cansados, apurados, mientras otros dueños de carros presurosos los arreglan, mientras tanto las personas encargadas reparten la tradicional chicha, canelazos y caramelos a los que van llegando.   

Llega la banda de pueblo toca un par de piezas musicales, los asistentes saben que falta poco para que empiece, mientras tanto en la delantera de todos se colocan el Ángel Estrella y  montada en un burro la Srta. que fue elegida para que represente a la  Virgen María con el Niño entre sus brazos y San José. Empieza la caminata al ritmo de villancicos tradicionales entonados por la banda de pueblo, se recorren aproximadamente tres kilómetros con el colorido propio de los trajes y la alegría de los niños que van de la mano de sus padres, otros devotos se unen a lo largo del camino.

















No son solo niños ni carros los que van adornados animales como el burro, ovejas, caballos llevan los más elegantes adornos en honor al Niño Jesús.










Llegan a Pueblo Viejo, después del largo recorrido, se colocan al rededor de la cancha a la espera que llegue Monseñor acompañado del párroco para que comience la Misa, la juventud  de la comunidad se ha encargado de las ofrendas, otros se colocan los trajes de monaguillos y otros de la música.

Llega Monseñor y empieza la Misa, el Niño Jesús está en el pesebre que se encuentra al costado del escenario, la Misa  transcurre con normalidad en medio de la onda fe de los asistentes. La celebración termina y Monseñor recibe el aplauso de los presentes.



El organizador, Germán Bonete, hace la invitación a los presentes a no retirarse para que participen de la pampa mesa que para este año se ha preparado cinco chanchos ornados para compartir con alrededor de mil quinientas personas. Las señoras de la comunidad se organizan en comisiones para servir mientras que los jóvenes se encargan en la parte de afuera de repartir. Los niños ordenados en fila reciben sus fundas de caramelos junto con un pan de pascua.



De a poco todos se empiezan a retirar, unos agradecen y los niños con su interminable sonrisa y con los caramelos ente la manos van de la mano de sus padres con la esperanza de que el próximo año recibirán algo similar.



¿Manifestaciones como estas merecen estar documentadas en un museo? La pregunta queda planteada con el fin de que se reconozcan estas y otras manifestaciones que anónimamente siguen luchando  por no perderse.